La caza comercial de fauna selvática en los bosques tropicales de Asia, África y Suramérica, junto con las demandas impuestas por el intenso crecimiento de la población humana en estos ecosistemas, supone una amenaza para la viabilidad de muchas poblaciones de mamíferos silvestres. Unido a la deforestación y la pérdida de hábitat, esto podría ocasionar, a medio plazo, el empobrecimiento de los bosques, creando el síndrome del ‘bosque vacío’ del que habló Redford en 1992. Sin embargo, al mismo tiempo, la carne cazada en estas zonas supone una importante fuente de proteínas para sus habitantes, insustituible por otros alimentos.
Pic by Neil Palmer (CIAT). Aerial view of the Amazon Rainforest, near Manaus, the capital of the Brazilian state of Amazonas. Licencia CC BY-SA 2.0
1. Mamíferos cazados
1.1 ¿Cuánto se caza en los bosques tropicales?
Se estima que hasta 470 especies distintas de mamíferos son cazadas en las selvas tropicales, de las que el 18% están amenazadas. En la cuenca del Congo, la mayoría de las especies está sometida a una explotación insostenible, mientras que en la Amazonía todavía se encuentra por debajo del umbral de riesgo; por ejemplo, 12 de las 17 especies de mamíferos africanos de gran tamaño están sobrexplotados (primates, elefantes, búfalos de bosque). Figura 1.
Figura 1: Relación entre las tasas de extracción y de producción de especies de mamíferos cazados en los bosques tropicales de la cuenca del Amazonas (barras rojas) y del Congo (barras azules). La línea punteada indica que la extracción es igual a la producción (datos de Fa et al.2002)
1.2 ¿En qué zonas se caza más y qué mamíferos?
Por lo general, los animales con un peso corporal superior a los 1-2 kg son ampliamente cazados. Los primates son el grupo más diverso, seguido por los artiodáctilos, roedores, murciélagos y carnívoros. En términos absolutos, la diversidad de especies capturadas en las selvas asiáticas es mayor que en los otros dos continentes; no obstante, la proporción total de especies amenazadas objeto de captura (12% en Asía) es menor que en los bloques selváticos de África y Suramérica. Cuadro 1:
Cuadro 1: Número total de especies cazadas por continente con el número de especies amenazadas entre paréntesis.
Varios estudios indican que más del 90% de las especies extraídas de los bosques tropicales son, por orden de importancia, ungulados, roedores y primates. Imagen 1:
Imagen 1: Ejemplos de individuos ahumados o frescos de algunas especies de mamíferos vendidas en mercados de carne de caza en África: a) murciélagos (Eidolon helvum); b) pangolínes (Phataginus tricuspis), puercoespín (Atherurus africanus) y mono (Cercopithecus mona); c) piel de elefante de bosque (Loxodonta cyclotis); d) ratas de cañaveral (Thryonomys swinderianus) y duikero azul (Philantomba montícola); e) pata ahumada de mono dril (Mandrillus leucophaeus).
2. Consumo de carne
En términos de rendimiento neto, dado que la masa muscular y las vísceras comestibles representan aproximadamente el 55% de la masa corporal, 62.808 toneladas son consumidas en el Amazonas, mientras que en África supera los tres millones. En Asia no hay aún estudios fiables.
Aunque no se conoce bien la importancia cuantitativa de la carne de caza en la dieta de los consumidores, ni tampoco en los ingresos domésticos, es un hecho constatado que en algunos países de África Central el consumo de carne por persona y año, provenientes principalmente de la caza, es comparable al de los países desarrollados. Figura 2:
Figura 2: Peso medio de carne (en kilogramos) consumida por persona y año en dos países de África central, comparado con algunos países desarrollados. Datos según Koppert et al. (1996), Wilkie et al. (1998), Regmi (2001) y MAGRAMA (2012).
3. Las zonas más críticas
En los países de la Cuenca del Congo, el aporte de proteínas procedentes de la caza descenderá significativamente si la captura de poblaciones presa continúa al ritmo actual. Todos los países de las zonas selváticas tendrán que recurrir a otras fuentes de proteínas procedentes del sector ganadero; sin embargo, en estos lugares la ganadería está poco desarrollada debido a los altos costes de producción. Aún así, las previsiones indican que incluso si el consumo se redujese hasta niveles sostenibles, las proteínas de origen no cinegético serían insuficientes para cubrir las necesidades de una población humana que actualmente crece por encima del 3% anual. Sólo Gabón será la excepción que confirma la regla, debido a su baja densidad de población y la importante cobertura de bosques. Tanto en Camerún como en la República Democrática del Congo, desaparecerán no a muy largo plazo mamíferos forestales de mediano y gran tamaño, provocando una inseguridad alimentaria entre sus habitantes. Cuadro 2:
4. Decálogo de conclusiones
1. Existe un conflicto entre la sostenibilidad biológica y la importancia del consumo de carne de caza para los habitantes de las zonas de selva tropical del mundo, cuya población crece a un ritmo del 3% anual.
2. A la hora de ponderar el valor utilitario de la carne de caza, es necesario tener en cuenta no solo los niveles absolutos de extracción, sino también los beneficios dietéticos, económicos y sanitarios que proporciona a nivel familiar y social. Por lo tanto, el punto de partida de cualquier decisión sobre el comercio de carne de caza debe sustentarse en una actitud tolerante y comprensiva, en lugar de esgrimir posturas axiomáticas.
3. Hay falta de apoyo a proyectos de investigación que intentan abordar esta problemática, lo que genera una falsa dicotomía caza versus conservación, dejando al margen la única alternativa razonable que es la conciliación de intereses.
4. Comerciar con carne de caza es un negocio de bajo riesgo y flexible, compatible con otras actividades que, en conjunto, garantizan un nivel básico de subsistencia y renta a las clases sociales menos pudientes.
5. Cuando las familias no disponen de recursos alternativos, cualquier intento de restringir la caza puede dar lugar a que los niños sufran las consecuencias de una dieta deficitaria en proteínas, lo que implica el retraso en el crecimiento y el aprendizaje.
6. Existen pocas limitaciones para la extracción y venta libre de la mayoría de las especies.
7. La carne de caza representa una opción complementaria de ingresos por su alto rendimiento y versatilidad.
8. El problema se enmarca dentro de un contexto político más que biológico, no sólo a nivel nacional interno sino también internacional. De hecho, para cubrir las necesidades proteicas de la población humana en países de alta biodiversidad biológica, es necesario contar con la ayuda de organizaciones internacionales como la FAO y la implicación de los países desarrollados.
9. El duro contraste entre estas dos realidades antagónicas (la carne de caza como fuente importante de proteínas para las poblaciones de la selvas tropicales del mundo y la sostenibilidad biológica) plantea retos insoslayables para el desarrollo de una política coherente de conservación.
10. En última instancia, es una obligación ética superar la fase puramente descriptiva de la ciencia, porque condena a los científicos a ser meros espectadores de la extinción de especies y del infortunio humano.
John Fa, Miguel Angel Farfán Aguilar, Ana Luz Márquez Moya, Jesus Duarte Duarte, Juan Mario Vargas Yañez (2013). Reflexiones sobre el impacto y manejo de la caza de mamíferos silvestres en los bosques tropicales Revista Ecosistemas DOI: 10.7818/ECOS.2013.22-2.12
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