Desmitificando la aversión a las arañas y otros animales venenosos

Estamos en octubre, el mes de Halloween, de las películas de miedo, de los disfraces de zombi y, por supuesto, de decorar con telarañas las ciudades, casas, escaparates y centros escolares de todo el mundo. No cabe duda de que las arañas son las reinas absolutas de esta festividad otoñal en cualquier rincón del planeta. Y esto es cuanto menos curioso: decoran octubre, pero durante el resto del año evocan miedo y asco debido a una cultura arraigada y a la prensa sensacionalista, que las presenta como malas y peligrosas. Pero, ¿qué dice la evidencia científica sobre esto? ¿Son todas venenosas? ¿Y peligrosas para los humanos? ¿Cuál es la situación en España? Más abajo damos respuesta a todas estas preguntas, pero ya adelantamos que hasta hace poco no existían estudios específicos para nuestro país. En 2024, publicamos un trabajo pionero en Journal of Medical Entomology que puso cifras a las mordeduras de araña que requirieron atención hospitalaria, y que también te contaremos aquí.

Retomando las cuestiones planteadas al inicio, has de saber algo que tal vez te sorprenda: el 99% de las especies de arañas –y hay más de 52.000 descritas actualmente– son venenosas, excepto alguna excepción muy contada. Pero, ¿es eso motivo de preocupación? En absoluto; no hay que confundir los conceptos “araña venenosa” y “araña peligrosa para los humanos”. El veneno es un arma química fundamental en el modo de vida depredador de las arañas que les permite cazar a sus presas principales, los insectos. Y aquí está la clave: está diseñado para cazar artrópodos y para defenderse de pequeños depredadores que consumen arañas, pero no para matar personas. De igual modo, las arañas tampoco han evolucionado para mordernos. La mayoría de las especies no tienen fuerza mecánica para traspasarnos la piel.

Figura 1. Las arañas son los depredadores más eficientes del planeta y son fundamentales en el control de poblaciones de insectos y otros artrópodos.

Así, el número de mordeduras de araña sufridos por personas es muy bajo. Existen algunas excepciones a la norma, esto es, especies que pueden llegar a mordernos y que, además, por su historia evolutiva particular tienen venenos potentes. Sin embargo, los casos graves provocados por estas arañas alrededor del mundo son muy raros. Por ejemplo, solo el 13% de los casos producidos por mordeduras de la venenosísima araña de embudo australiana son severos, menos del 1-10% de los casos de araña violinista o parientes lo son, y tan solo el 1,4% y el 0,5% de los casos de viuda negra americana y araña bananera brasileña son serios. En cuanto a casos fatales, estos son aún más infrecuentes. En resumen, incluso las arañas más peligrosas para los humanos causan un número reducido de problemas médicos.

¿Y qué pasa en España? Aquí entra en juego nuestra investigación. Nosotros teníamos una hipótesis de partida: si en el resto del mundo la incidencia de mordeduras graves de arañas es residual, en España esta sería parecida o aún más baja. De igual manera, esperábamos que en aquellos lugares donde son más frecuentes los dos géneros de importancia médica que tenemos en España, las arañas viuda –género Latrodectus– y las violinistas –género Loxosceles– habría una incidencia de casos ligeramente mayor, esto es, en la zona sur del país. Además, pensamos que sería útil comparar los casos de mordedura de arañas con las incidencias provocadas por envenenamientos de otros animales terrestres tóxicos, como los himenópteros –abejas y avispas–, las serpientes venenosas, los escorpiones o los ciempiés. Sosteníamos la hipótesis de que, independientemente de la región, la incidencia provocada por mordeduras de araña y necesitadas de atención hospitalaria siempre sería menor que las de serpientes e himenópteros, como ocurre en otros países mediterráneos. Sin embargo, las picaduras y mordeduras severas de escorpión y ciempiés serían tan o más residuales que las de araña, pese a esa imagen negativa compartida que tienen con ellas.

Figura 2. Incidencia de mordeduras y picaduras de los cuatro principales grupos de animales tóxicos dividida por comunidad autónoma en (A-D) ICD9MC (años 1997-2015) y en (E-H) ICD10 (2016-2020). En negro: > 30 casos; en gris oscuro: 20-30 casos; en gris claro: 10-20 casos; en blanco: < 10 casos.

Así, decidimos recopilar los envenenamientos a causa de animales terrestres tóxicos requeridos de atención hospitalaria. Para ello, solicitamos al Instituto de Información Sanitaria (Ministerio de Sanidad) todos los registros disponibles, codificados según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud, lo que cubrió 24 años, desde 1997 a 2020. La sorpresa fue mayúscula: el total de casos de envenenamiento registrados era realmente bajo, no solo para las arañas, sino en su conjunto. Así, a pesar de la gran cantidad de años analizada en el estudio, el riesgo de sufrir un envenenamiento grave debido a cualquier animal terrestre tóxico en España es anecdótico: solo ocurren 1,23 casos por cada millón de habitantes en España, la mayoría leves y sufridos por personas mayores o con patologías previas. Los casos fatales resultaron rarísimos –únicamente 16 en el periodo de estudio– y principalmente a causa de shocks anafilácticos por picaduras de himenóptero. Nadie murió por envenenamiento a causa de serpientes autóctonas, arañas, ciempiés o escorpiones. De hecho, el número de casos totales debidos a estos tres últimos grupos era tan bajo que no fue posible encontrar el patrón geográfico que hipotetizamos al principio del estudio, en el que deberíamos haber encontrado una mayor incidencia en el sur de España.

Animal tóxicoMordeduras/
picaduras
Casos fatalesLetalidad (%)
Serpientes5601 *0,18
Himenópteros373133,49
Escorpiones4600
Arañas5900
Miriápodos700
Otros (no identificados)9022,72
Total1135161,06
Tabla 1. Resultados obtenidos en el estudio sobre mordeduras y picaduras de animales terrestres tóxicos requeridas de atención hospitalaria en España, con datos de 1997-2020. El asterisco señala una muerte por mordedura de serpiente, que no era autóctona del país, mantenida en cautividad.

Para las serpientes y los himenópteros, sí que registramos una mayor incidencia en el norte. En el caso de las serpientes, esto se debe a una mayor presencia de especies de víbora en la zona, que son consideradas de importancia médica. En el segundo caso, no planteamos ninguna hipótesis, pero no parece tener relación con la presencia de avispón asiático, como se nos pregunta en ocasiones. Este insecto invasor, muy extendido en el norte, no parece tener mayor importancia médica que cualquier otra especie nativa de himenóptero.

Figura 3. A pesar de su gran tamaño, las arañas lobo, como esta Lycosa hispanica (izquierda) que aguarda en su guarida, o esta Eusparassus (derecha), son totalmente inofensivas para los humanos.

Por tanto, podemos concluir que no está justificado alarmar sobre el peligro de los animales terrestres tóxicos en España, ya que los casos graves son muy infrecuentes, comparados con otros accidentes menos mediáticos y más comunes. Por ejemplo, según el INE (Instituto Nacional de Estadística), más de 3700 personas fallecieron por caídas accidentales en 2022, y la gente sigue paseando con normalidad. Es importante que los medios sean responsables, ya que una información mejor documentada ayuda a que la población esté mejor preparada, evite reacciones exageradas y reduzca la presión sobre los sistemas de salud, y facilite una atención más eficaz. Cambiar la percepción que la sociedad tiene sobre las arañas es esencial, pues cumplen un rol fundamental como controladoras de insectos. Es crucial concienciar a la población española acerca de la necesidad estimar y comprender a las arañas, en vez de temerlas. Además de no constituir ningún riesgo serio para la salud de las personas, realizan una labor fundamental como depredadores de insectos, sin la cual no podríamos gozar del estado de bienestar que tenemos. Celebremos a las arañas, no solo en octubre, sino durante todo el año.


Autores:
Fernando Cortés-Fossati y Marcos Méndez

Grupo de Ecología Evolutiva, Área de Biodiversidad y Conservación & Instituto de Investigación en Cambio Global, Universidad Rey Juan Carlos


Referencias:
1. Cortés-Fossati F. & Méndez M. (2024). Comparative medical importance of spider bites in Spain over 1997-2020: a retrospective study based on hospital cases coded using ICD. Journal of Medical Entomology 61: 891-899. Doi: 10.1093/jme/tjae045.
2. Hauke T.J. & Herzig V. (2017). Dangerous arachnids – Fake news or reality? Toxicon 138: 173-183. Doi: 10.1016/j.toxicon.2017.08.024.
La fotografía de portada muestra una araña Cyrba algerina, presente en la Península Ibérica.

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