Los invernaderos conforman uno de los sistemas de producción agrícola más intensivos del planeta. La extensión de un sistema de invernaderos puede abarcar miles de hectáreas, teniendo repercusiones negativas sobre el paisaje y el funcionamiento de los ecosistemas, ya que ocupan una enorme cantidad de terreno y donde los hábitats naturales circundantes son reducidos o eliminados (Mendoza-Fernández et al. 2015). Uno de los impactos más evidentes de este cambio tan drástico en el uso del suelo, además del hídrico y socioeconómico (Caparrós-Martínez et al. 2020; Martínez-Valderrama et al. 2020), es la destrucción de la biodiversidad circundante. En la provincia de Almería, por ejemplo, se encuentra la mayor concentración de invernaderos en el hemisferio norte (Tong et al. 2024), con cerca de 33.000 hectáreas repartidas por toda la región. Aquí se producen una media de 3,5 millones de toneladas de verduras al año, pimientos y tomates principalmente, que se exportan en su mayoría hacia distintos países de Europa (ver último informe de Fundación Cajamar). No es de extrañar por tanto que a esta región se la conozca como el ‘mar de plástico’ o la ‘huerta de Europa’.
A pesar de que el invernadero es un sistema de producción cerrado y supuestamente hermético, donde los vegetales se encuentran protegidos del medio exterior, no se libra de la presencia de ciertas plagas que también atosigan a los cultivos externos, siendo las más conocidas las provocadas por insectos, virus y otros microorganismos. El control biológico de estas afecciones, mediante otros insectos que parasitan y matan a los que perjudican al cultivo, es ya la medida más común entre los agricultores locales, lo que ayuda considerablemente a reducir el uso de biocidas y otros compuestos químicos potencialmente dañinos. Según el último informe de la Fundación Cajamar (Cajamar 2023), el 52,5% del área cultivada en invernadero ya usa el control biológico como alternativa al uso de insecticidas. Sin embargo, los cultivos en invernadero pueden verse puntualmente afectados por otro tipo de animal de los que, hasta ahora, se desconocía su impacto: las aves oportunistas como el gorrión común.

En un estudio publicado recientemente en la revista Crop Protection (Tarifa et al. 2025) nos propusimos, precisamente, cuantificar el daño provocado por las aves a ciertos cultivos de invernadero en el Poniente Almeriense. Encuestamos a agricultores locales, de forma anónima, para conocer qué aves entraban a los invernaderos, a qué cultivos afectaban más y qué métodos usaban los agricultores para disuadirlas. Lo que se extraía de las encuestas fue impactante: si bien la mayoría de los agricultores coincidían en que el gorrión común era, de lejos, la especie que más entraba en sus invernaderos para alimentarse especialmente de pimientos maduros, muchos de ellos intentaban reducir la población de gorrión usando métodos prohibidos. Entre estos métodos se encontraban la instalación de redes de niebla dentro del invernadero para capturar y matar a los gorriones (sin llegar a recogerlos) o la suelta deliberada de gatos asilvestrados para que actuaran a modo de ‘centinelas del invernadero’. Ni que decir tiene que ambas medidas son ilegales y suponen un peligro para la biodiversidad de aves en general en los entornos cercanos a los invernaderos, no solo parra los gorriones. Pero los agricultores también declararon usar otra medida de control mucho más amigable con la conservación de la biodiversidad: el sellado completo del invernadero.

Con el tiempo, los ‘muros’ de plástico que forman las paredes y el techo del invernadero se estropean y se acaban formando agujeros que los gorriones aprovechan para entrar en el momento oportuno, justo cuando los pimientos están maduros. Ya dentro del invernadero, los gorriones se alimentan de este fruto y, una vez saciados, lo abandonan para volver al día siguiente o en los próximos días. Los agricultores, a sabiendas de este problema, reparaban los agujeros de sus invernaderos para evitar que más gorriones entraran a sus cultivos de pimiento. Nosotros nos propusimos cuantificar la efectividad de este método y si realmente impedía a los gorriones acceder al invernadero, con el consecuente ahorro económico y aumento del rendimiento del cultivo para el agricultor.
Durante todo un invierno (cuando los gorriones acceden a los cultivos bajo plástico, ya que la mayoría de los pimientos están maduros) muestreamos un total de 21 invernaderos repartidos por todo el Poniente Almeriense. En cada invernadero, cuantificamos el número de agujeros por los que un gorrión podría pasar, el porcentaje de daño a los pimientos y el número de gorriones que se encontraban en su interior a través del uso de censos estandarizados. Los resultados fueron muy claros. Cuanto más hermético era un invernadero –es decir, cuantos menos agujeros tenía a lo largo de su estructura– menor era el número de gorriones en su interior y, en consecuencia, menor era el daño que provocaban a los pimientos. Los invernaderos totalmente sellados, sin ningún agujero a lo largo de su estructura, impedían el paso de los gorriones, reduciendo el coste económico a cero.

Es importante resaltar que el gorrión no es la única ave que accede a los invernaderos, y que muchas de ellas, dada su dieta insectívora, podrían ser beneficiosas para los cultivos. Incluso el gorrión, en otros momentos de su ciclo de vida, puede depredar sobre los insectos perjudiciales para el agricultor. En consecuencia, no se trata de que el invernadero sea permanentemente una estancia impermeable a la fauna del exterior: la solución que proponemos para evitar daños a cultivos protegidos, como el pimiento, es sellar el invernadero durante el período de maduración del fruto. Este método de control es sencillo de implementar, económico y, lo más importante, totalmente respetuoso con la biodiversidad externa al invernadero y muy eficaz en la reducción del daño al pimiento. Es más, también observamos que estos dos métodos alternativos e ilegales no impidieron a los gorriones reincidir en su entrada a los invernaderos, mostrándose ineficaces antes el problema. Pero lo más importante del sellado del invernadero es que no provoca la muerte directa de los gorriones. El gorrión común, recordemos, es un ave que se encuentra amenazada y cuyas poblaciones no han dejado de disminuir en toda Europa desde hace décadas (de Laet & Summers-Smith 2007; Shaw et al. 2008; Burns et al. 2021).

Nuestro artículo evidencia que tan contraproducente es negar los daños que puede causar el gorrión común como tratar de evitarlos mediante métodos ilegales. Una medida sencilla, como el sellado temporal del invernadero, posibilita un buen entendimiento entre el agricultor y las aves que acceden a su invernadero, con beneficio para ambos. Esperamos que nuestro estudio sirva de precedente para la ejecución de buenas prácticas en la agricultura en invernaderos para minimizar el conflicto entre la comunidad de aves y los agricultores. De la misma manera que la agricultura almeriense apostó por líneas de investigación sobre el control biológico de plagas causadas por insectos, esperamos que este estudio sea un aliciente para el desarrollo de proyectos que fomenten sistemas agrícolas que conserven las comunidades de aves locales y los servicios ecosistémicos que aportan al agricultor.
Autor:
Jorge Garrido-Bautista
Investigador posdoctoral en el Departamento de Zoología, Universidad de Granada
Coautores:
Mariano Paracuellos, José A. Hódar, Rubén Tarifa y Manuel Soto-Cárdenas
Referencias:
1. Martínez-Fernández A.J., Martínez-Hernández F., Pérez-García F.J., Garrido-Becerra J.A., Benito B.M., Salmerón-Sánchez E., Guirado J., Merlo M.E. & Mota J.F. (2015). Extreme habitat loss in a Mediterranean habitat: Maytenus senegalensis subsp. europaea. Plant Biosyst. 149: 503–511.
2. Caparrós-Martínez J.L., Rueda-López N., Milán-García J. & de Pablo V.J. (2020). Public policies for sustainability and water security: the case of Almeria (Spain). Global Ecol. Conserv. 23: e01037.
3. Martínez-Valderrama J., Guirado E. & Maestre F.T. (2020). Discarded food and resource depletion. Nat. Food 1: 660–662.
4. Tong X., Zhang X., Fensholt R., Jensen P.R.D., Li S., Larsen M.N., Reiner F., Tian F. & Brandt M. (2024). Global area boom for greenhouse cultivation revealed by satellite mapping. Nat. Food 5: 513–523.
5. Fundación Cajamar (2023). Análisis de campaña hortofrutícola. Campaña 2021/2022. Fundación Cajamar, Almería, España. Enlace: https://publicacionescajamar.es/publicacionescajamar/public/pdf/series-tematicas/informes-coyuntura-analisis-de-campana/informe-72-campana-almeria-21-22.pdf.
6. Burns F., Eaton M.A., Burfield I.J., Klvaňová A., Šilarová E., Staneva A. & Gregory, R.D. (2021). Abundance decline in the avifauna of the European Union reveals cross-continental similarities in biodiversity change. Ecol. Evol. 11: 16647–16660.
7. Shaw L.M., Chamberlain D. & Evans M. (2008). The house sparrow Passer domesticus in urban areas: reviewing a possible link between post-decline distribution and human socioeconomic status. J. Ornithol. 149: 293–299.
8. de Laet J. & Summers-Smith J. (2007). The status of the urban house sparrow Passer domesticus in north-western Europe: a review. J. Ornithol. 148: 275–278.
Artículo al que hace alusión el texto:
9. Tarifa R., Garrido-Bautista J., Soto-Cádernas M., Hódar J.A. & Paracuellos M. (2025). House sparrow damage to peppers in greenhouses can be decreased by reducing access. Crop Protection 190: 107096.
Todas las fotografías que se han usado en este artículo son obra de los autores (Rubén Tarifa y Manuel Soto-Cárdenas).
