La singularidad de las plantas y su impacto en los animales frugívoros: efectos de la variación individual en las interacciones planta-animal

Se suele decir que cada cabeza es un mundo o que hasta los gemelos tienen sus diferencias, y lo cierto es que en la naturaleza ocurre igual: no hay dos individuos idénticos. La existencia de diferencias entre los individuos de una misma especie se conoce como variación intraespecífica. ¿Y por qué es importante esta variación? En primer lugar, esta variación permite a la selección natural operar, seleccionando en una población aquellos individuos mejor adaptados a las condiciones del entorno. Estudios recientes han observado que esta diversidad entre individuos fomenta la coexistencia de diferentes especies, aumentando la estabilidad de las comunidades ecológicas (Arroyo-Correa et al. 2023). Si todos los individuos de una especie se especializaran en el mismo recurso, habría una competencia altísima entre ellos, aumentando su riesgo de extinción. Sin embargo, si los individuos varían en el uso que hacen de los recursos, conseguirían reducir la competencia y aumentar las posibilidades de coexistencia. Por tanto, diversificar el uso de los recursos puede ser una solución que facilita la convivencia.

En un estudio reciente decidimos estudiar cómo esta variación dentro de especies afecta a las interacciones de plantas individuales con animales frugívoros, consumidores de sus frutos y muy a menudo, pero no siempre, dispersores de sus semillas (Quintero et al. 2025). Estas interacciones son clave para las plantas pues les permiten establecer sus generaciones futuras, regenerar sus poblaciones, y colonizar nuevos ambientes.

Figura 1. Fotografía de un mirlo común (Turdus merula) comiendo frutos de rosal silvestre (Rosa canina). Esta interacción ayuda a la planta a dispersar sus semillas a lugares más alejados, evitando que caigan justo bajo su copa. Autor: Jesús Lavedán.

Así pues, recopilamos de la literatura toda la información que pudimos encontrar sobre interacciones de frugivoría basadas en plantas individuales de diversas poblaciones de plantas localizadas en diferentes regiones del planeta. En total recopilamos información para más de 1000 plantas individuales pertenecientes a 29 especies en 44 poblaciones de Europa, Asia y Sudamérica. Con estos datos buscamos responder las siguientes preguntas: (1) ¿cómo de especializadas son las plantas a la hora de interaccionar con la comunidad de frugívoros disponible? ¿muestran las poblaciones niveles de especialización similares? y (2) dentro de una misma población, ¿cómo se reparten las plantas las visitas de la comunidad de frugívoros? ¿varían los “perfiles de interacción” de las plantas dependiendo de qué población, especie de planta o que bioma miramos? Para responder a estas preguntas decidimos aplicar dos teorías ampliamente utilizadas en ecología: (1) la teoría de nicho, muy desarrollada en trabajos de dieta, para ver los niveles de especialización en el consumo de recursos por parte de animales; y (2) la teoría de redes, desarrollada en su origen en el campo de la sociología, que se ha venido usando recientemente para el estudio de las interacciones planta-animal. Además, para tener en cuenta la variación en los esfuerzos de muestreo en campo de los diferentes estudios analizados, utilizamos una aproximación Bayesiana que nos permitió asignar una incertidumbre a todas las interacciones planta-animal, es decir, generamos un intervalo de probabilidad para cada una de las interacciones que se habían observado. Y aprovechamos esta incertidumbre para propagarla a todas las estimas posteriores.

Figura 2. Esquema que muestra cómo pasamos de (A) una red de interacciones entre cinco especies de aves frugívoras (A1 a A5) y cuatro especies de plantas (P1 a P4), a (B) una red de interacciones de esas mismas cinco especies de aves interaccionando con cinco individuos de una población de la planta P1 (P1.1 a P1.5). Como se puede apreciar, aunque la especie de planta P1 interacciona con las cinco aves, sus individuos no interaccionan todos con las cinco aves, lo hacen solo con algunas de ellas. El modo en el que los individuos de planta interaccionan con los frugívoros se puede representar como una gráfica de uso de nicho (C), en la que cada una de las 5 curvas de colores representa el patrón de uso de recursos de las cinco plantas individuales (en este caso las aves frugívoras son el recurso). Algunos individuos como el P13 (verde claro) son muy generalizados (muestra una campana muy ancha, englobando un conjunto amplio de frugívoros), mientras otros individuos como el P12 (marrón claro) son muy especializados (mostrando una campana muy estrecha ya que sólo interaccionan con una especie de frugívoro).

Primero caracterizamos el grado de especialización que existía dentro de cada población de plantas y encontramos que de media una planta individual utiliza el 70% de la diversidad de frugívoros disponibles en el conjunto de la población, existiendo por supuesto una amplia variación entre los individuos, es decir, algunas plantas reciben visitas de unas pocas especies de animales, y otras plantas de muchas más especies. Este nivel medio en el uso de recursos es bastante elevado, indicando que las plantas interaccionan de forma bastante generalizada con los animales que consumen sus frutos. Vimos también que, de forma recurrente, en todas las especies de plantas más de la mitad de las interacciones provenían de tan solo entre uno y tres especies de frugívoros, seguidos de un gran número de otras especies frugívoras que contribuían de forma más minoritaria al consumo de frutos. Nuestra mayor sorpresa fue descubrir que, independientemente de la especie o bioma que mirásemos, podíamos reconocer algunos tipos de individuo, definidos por su forma de interactuar, que estaban presentes en la mayoría las poblaciones. Todas las poblaciones presentaban mezclas variadas de individuos altamente especializados, individuos solapantes con patrones de visitas muy parecidos, individuos neutros que no eran ni muy solapantes ni muy individuales, pero en particular vimos que casi todas las poblaciones presentaban un pequeño porcentaje de individuos que juegan un papel clave en la población, atrayendo a una alta diversidad de animales y siendo muy centrales en la red de interacciones.

Estos resultados nos revelan la existencia de patrones subyacentes en la manera en la que se establecen las interacciones dentro de las población de plantas, es decir que si miramos a una nueva población de plantas probablemente encontraremos unos pocos individuos que estarán atrayendo a una gran diversidad de animales que consuman sus frutos, mientras que la gran mayoría de individuos se conformarán con visitas de las especies de animales más comunes y otros individuos con visitas de especies raras. Este descubrimiento podría ser útil para el manejo de poblaciones, pudiendo priorizar aquellos individuos que tienen perfiles de interacción clave o más distintivos. Más allá de su aplicación práctica, este trabajo nos ayuda a comprender mejor cómo se estructuran las interacciones mutualistas entre plantas y animales, y cómo la variación intraespecífica contribuye a la diversidad y estabilidad de las redes de interacción mutualistas. Aún quedan muchas preguntas por resolver sobre cómo las variaciones dentro de las especies afectan a las poblaciones y comunidades ecológicas. Lo que parece claro es que vale la pena conservar la mayor diversidad que exista, no solo de especies, sino también de los individuos que las componen.


Autora:
Elena Quintero

Departamento de Ecología y Evolución, Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC)

Referencias:
1. Arroyo-Correa E., Jordano P. & Bartomeus I. (2023). Intraspecific variation in species interactions promotes the feasibility of mutualistic assemblages. Ecology Letters 24: 448-459.
2. Quintero E., Arroyo-Correa E., Isla J., Rodríguez-Sánchez F. & Jordano P. (2025). Downscaling mutualistic networks from species to individuals reveals consistent interaction niches and roles within plant populations. Proceedings of the National Academy of Sciences 122: e2402342122.

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