La Etología, ciencia que estudia el comportamiento animal, es bastante reciente, de mediados del siglo pasado. Karl von Frisch, Konrad Lorentz y Nikolaas Timbergen, que recibieron el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1973 por sus estudios en esta disciplina establecieron su campo de estudio, que se puede resumir en las siguientes cuestiones: ¿Qué mecanismos fisiológicos controlan el comportamiento? ¿Cómo cambia con la ontogenia? ¿Cuál es su valor adaptativo? ¿Cómo se originó y modificó a lo largo de la historia evolutiva? Las dos primeras preguntas se desarrollaron antes y por eso se conoce como la Etología clásica. Las dos segundas arrancaron más tarde y al estar relacionadas con cuestiones evolutivas acabaron por convertirse en la Ecología del comportamiento.
Portarse bien es crucial para sobrevivir en la naturaleza. Si uno es un torpe buscando comida, huyendo de los predadores o ligando, lo mas probable es que uno muera joven sin dejar descendencia o si sobrevive y la tiene sea muy pobre. Como consecuencia en la siguiente generación habrá menos torpes. El comportamiento se selecciona. Como a todas las especies les pasa lo mismo y todas andan buscándose las vueltas unas a otras para sobrevivir al final lo que encontramos son comportamientos muy complejos, mucho más de lo que pensábamos hace unos años. Hay que reconocer que las nuevas técnicas que permiten hacer seguimientos precisos a los animales y mirarlos a todas horas sin molestarlos apenas han ayudado muchísimo.
Los científicos y gestores que se dedican a la biología de la conservación se han dado cuenta de que muchas veces se ha metido la pata al conservar una especie por no tener en cuenta lo suficiente como se comporta. Es el caso de las mariposas del género Phengaris, muy abundantes en Inglaterra a mediados del siglo pasado, pero que fueron desapareciendo paulatinamente hasta quedar poquísimas para 1980. Así que decidieron protegerlas creando reservas donde se prohibía su captura y de paso el pastoreo, pensando que de esta manera las mariposas se recuperarían. No sirvió de nada porque las mariposas, las muy ladinas, mantenían relaciones secretas con las hormigas del genero Myrmica, que les cuidan las larvas en sus nidos. Al prohibir el pastoreo el monte se cerró, las hormigas desaparecieron porque a ellas lo que les gusta son los sitios abiertos y con ellas las mariposas.
Así que cada vez se tiene más en cuenta el comportamiento a la hora de diseñar estrategias de conservación de especies vulnerables, como pueden ver en el último número de la revista ECOSISTEMAS. Por ejemplo, saber como afectan las actividades humanas al comportamiento de las especies protegidas es una buena manera de evitar conflictos y que los usuarios del campo no les cojan manía a los conservacionistas. No hay porqué restringir el descorche porque haya un buitre negro anidando en el alcornocal, con lo que esto molesta al propietario. Los investigadores han descubierto que lo que no soportan los buitres es el ruido y si descorchan calladitos a los buitres les da igual. También se ha visto que no es necesario restringir la caza en las estepas del centro de España en las que hay especies protegidas como sisones (Tetrax tetrax) y gangas (Pterocles alchata). A estas aves les estresa mucho la bulla de los cazadores con sus coches, perros y demás parafernalia los fines de semana, y cuando se estresan se reproducen peor, lo que les puede llevar a desaparecer. Lo que hay que hacer es crear pequeños enclaves reservados donde se puedan ir estas aves los fines de semana a descansar y cazar en el resto. Se ha visto que cuando estas reservas existen las aves se refugian allí y se estresan menos.
Saber como se mueven los animales por el campo es importante para diseñar el manejo de las reservas. Se dice que para facilitar la dispersión de los animales y que sus poblaciones aumenten hay que hacer corredores por los que se puedan mover. Cierto, pero no es así en todos los casos. Depende de los hábitos de la especie a proteger. Es el caso de la mariposa Icaricia icarioides fenderi, especie amenazada de Oregón (USA). Esta mariposa se alimenta de altramuces (Lupinus spp.), así que se pensó en crear corredores con altramuces que unieran las manchas grandes con esta planta para que pudiesen ir de una mancha a otra cuando se les acabara la comida. Pero las mariposas pasaron olímpicamente de los corredores. Estos animales pasan mucho tiempo en una mancha yendo de una mata a otra con vuelos cortos. Pero cuando se les acaba la comida vuelan hasta otra mancha donde haya suficiente abundancia de altramuces como para pasar una temporada. Los corredores no resultaban atractivos porque había pocas plantas. Se llegó a la conclusión de que la forma mejor de conectar las manchas grandes era creando manchas mas pequeñas entre ellas que resultasen atractivas para las mariposas.
También es importante para ahorrarnos disgustos. La ruta nacional 12 que recorre el bosque atlántico del alto Paraná (Argentina) atraviesa varias reservas donde se producen muchos atropellos de animales salvajes. Estudiando concienzudamente donde se habían producido los atropellos y qué especies eran durante cuatro años se vio que había ciertos tramos donde los atropellos eran mucho más frecuentes y que por tanto era en esos puntos donde había que tomar medidas para evitarlos.
Conservar no significa tener un puñado de especies en una zona protegida, como si fuese un zoológico, sino conservar las relaciones entre ellas, porque si estas no se conservan el ecosistema no funciona, se gripa y cambia vaya usted a saber como, que no es tan predecible. En esto el comportamiento de los animales juega un papel importantísimo, pues regula las interacciones entre las especies, que es la vía por la que fluyen energía y materiales por las redes tróficas. Saber como se comportan los animales es por tanto crucial para diseñar planes de gestión de las áreas protegidas en particular y del campo en general.
Rocio Fernandez Ales
Expresidente de la AEET
Muy bueno. Primero conocer y luego proteger, y no al revés como suele ocurrir (aunque a veces hay que proteger para poder estudiar antes de que desaparezca el objeto de estudio, pero sin eternizar las medidas originales)