¿Y por qué amiga, si come semillas? se preguntará más de uno. ¡Y se mete en nuestras cocinas!, pensarán otros. ¡Y lleva pulgón a los rosales!… Demasiada acusación junta; “amiga” porque come semillas ¡de malas hierbas! En concreto, se ha registrado que esta especie, en determinadas condiciones, puede llegar a comer hasta un 72% de la producción de semillas arvenses. ¡Aaaah, bueno! Eso ya es otra cosa, ahora sí podemos aceptar el tratamiento de amiga. Sus colaboradores en esta hazaña: jilgueros y otras aves granívoras, ratoncillos y escarabajos.
Pero hablemos de Messor barbarus, una hormiga que vive en cultivos de cereales y que ha sido muy estudiada en el noreste de España. Este diminuto insecto es el responsable de la eliminación de hasta un 72% de la producción de semillas arvenses (malas hierbas). Y digo “hasta” porque esta tasa, depende de lo “a gusto” que se encuentre en el cultivo, y ahí intervenimos nosotros. Un laboreo reducido favorece que se instalen en los cultivos, maximizando la depredación (ingesta) de semillas de arvenses. ¡Puede llegar a haber hasta 900 hormigueros por hectárea! Un laboreo intensivo y profundo, irrumpe su paz y destruye sus hormigueros, provocando su huida del cultivo.

Desde el hormiguero de la amiga Messor podemos sentir el correteo nervioso y ligero del ratón de campo buscando su alimento por el sembrado. Recolecta semillas que comerá con avidez o almacenará en su madriguera para el invierno. Al ratón se lo comen desde serpientes hasta garzas, por eso este animalillo se mueve por zonas donde la hierba le oculte de sus depredadores. Prefiere campos con cobertura vegetal suficiente a campos con suelos desnudos. Para el laboreo parece menos exigente que la hormiga, pues aunque encuentre menos semillas porque se entierran al arar, puede tener su residencia fuera del cultivo.
Mientras la hormiga y el ratón corren delante del arado a ponerse a resguardo, desde la copa de un árbol situado en el margen del cultivo (seto) y sin movérsele ni una sola pluma mira impasible el jilguero. “Mejor” pensará, “si se van, más para mí”. El Jilgueros, los trigueros o las cogujadas, son aves granívoras, también se alimentan de semillas. Suelen moverse en cultivos de cereal con poca cobertura vegetal, porque así tienen mas visibilidad sobre el cultivo.
Bajo el dosel de hierba que acompaña al cultivo y a mucha menos velocidad que el pájaro, se mueve el escarabajo, arrastrando consigo una voluminosa semilla (en proporción a su cuerpo, claro). Coincide con su vecina la hormiga, no le gusta el arado, destruye su vivienda, y puestos a elegir, se queda en sitios con cobertura vegetal, que rebaja la temperatura y guarda la humedad. Y cuando el hortelano cosecha, se traslada a los setos que crecen alrededor del cultivo, donde se posan los pájaros a cantar y se refugian los ratoncillos. Todos agradecen la vegetación formada por árboles y arbustos, que a modo de seto se distribuye por los márgenes del campo. Para muchas de estas especies, es la presencia de estos setos la que asegura su supervivencia cuando el campo se desnuda de vegetación (en la época de cosecha).
Todos ellos contribuyen a reducir el banco de semillas del suelo, pudiendo llegar a depredar desde un 26 hasta un 83% de la producción de semillas arvenses. Esta tasa varía en función de: la presencia y abundancia de las especies depredadoras, de la especie de flora arvense, y del tiempo de exposición, que a su vez depende de la sincronización del ciclo de vida del depredador y de la lluvia de semillas.
La presencia de estos depredadores en el cultivo va a depender de que estos encuentren en el cultivo los requisitos indispensables para vivir. Como se menciona en los párrafos anteriores, arar, retirar toda la cobertura herbácea, mantener setos de árboles y arbustos en los márgenes del cultivo, son acciones que pueden disminuir la calidad del hábitat para los (consumidores) depredadores de semillas (ver cuadro). En cultivos, sistemas no naturales, el manejo puede determinar en gran medida el grado de diversidad presente y su funcionabilidad.

Nieves Martín Robles
estudiante de doctorado Universidad Rey Juan Carlos
Baraibar, B. (2013). La depredación de semillas de malas hierbas, una función ecológica a conservar y potenciar. Ecosistemas, 22 (1), 62-66