#OJOSueloPegajoso: Este 8M visibilizamos las desigualdades de género en la ciencia

Desde la Comisión de Igualdad de la AEET, queremos lanzar este 8M una encuesta para medir una problemática que afecta a la igualdad de género dentro de los equipos de investigación: el suelo pegajoso. 

Menos conocido que el “techo de cristal”, el término suelo pegajoso señala que a las mujeres se les asignan frecuentemente roles menos valorados relacionados con los cuidados o la parte administrativa (organización de eventos científicos, actividades de divulgación, actividades de promoción de la mujer en ciencia, etc). Estas funciones limitan el tiempo que podrían dedicar a tareas que favorezcan más su promoción laboral y el cuidado de sus carreras profesionales para poder llegar a puestos de responsabilidad. 

Creemos que es importante conocer y comprobar la dimensión real del “suelo pegajoso” en el ámbito científico; visibilizar con datos y de manera rigurosa estas desigualdades será el primer paso para reivindicar soluciones reales que corrijan las discriminaciones de género y permitan desarrollar en los laboratorios la equidad y el principio de igualdad de oportunidades. 

¡Te necesitamos! ¿Qué roles tienes en tu equipo? ¿Con qué respuesta te sientes más indentificad@?Si tu también crees en un sistema científico igualitario, te pedimos que rellenes esta encuesta y nos ayudes a medir qué está pasando para poder frenarlo. Cuantas más personas respondamos, ¡más completo y veraz será el estudio!

¿Qué pasa con las mujeres en la ciencia?

El informe “Mujeres Investigadoras 2021” muestra que en general, en España hay más mujeres que hombres en los primeros años de la carrera investigadora, aunque este porcentaje disminuye en favor de los hombres a medida que se avanza en el tiempo (el conocido “diagrama de tijera”). Esto sucede incluso en áreas de investigación donde el número de mujeres investigadoras es superior al de hombres, lo que sugiere que existe un problema de estabilización y una menor probabilidad de alcanzar puestos de responsabilidad. Por lo tanto, la causa de esta brecha no está en una baja tasa de entrada de mujeres en el sistema, sino en su elevada tasa de salida en un momento concreto de la carrera científica.

Sabemos que es un problema estructural y que tiene conocidas causas, entre ellas: sesgos de género y criterios en las evaluaciones que se centran principalmente en el número de publicaciones producidas y tienden a infravalorar, o directamente ignorar, otros aspectos necesarios para la ciencia como la organización de eventos, el mantenimiento de las instalaciones, o la gestión de proyectos, entre otros. Tareas que principalmente recaen sobre mujeres y hacen que su productividad científica se vea afectada. A esto se suma la habitual falta de conciliación que dificulta su estabilización, e incluso, lleva a muchas mujeres a verse obligadas a elegir entre su carrera académica y la maternidad. De hecho, casi la mitad, -el 43% de las científicas- abandonan sus carreras académicas a tiempo completo después del nacimiento de su primer hijo,  frente al 23% de los padres (Cech y Blair-Loy 2019, datos de cerca de 4.000 científicos encuestados durante 8 años en EEUU).

Los informes del CSIC no van a mejor, de hecho, van a peor. La tijera se está convirtiendo en una pinza… La buena noticia es que esta desigualdad estructural que afecta a las trayectorias de científicas mujeres se puede paliar a través de medidas de “acción positiva” que ya están amparadas por la Ley de Igualdad de 2007 (¡2007!). Algunas de ellas, de las que ya os hablamos con motivo del 11F, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la ciencia, serían: Formación específica sobre sesgo de género para evaluadores, reforzar el peso en la evaluación de aquellas tareas académicas necesarias que más recaen sobre las mujeres, o igualarnos a las políticas europeas de ampliación de plazos: extensión a 18 meses por hijo para las madres. 

Creemos en el potencial y el valor de las mujeres en la ciencia. No queremos que ninguna quede atrapada por más tiempo en un suelo pegajoso… ¡Todos y todas juntas conseguiremos reducir esas barreras discriminatorias para lograr un sistema científico igualitario! ¿Te unes?

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