Puertas al campo

Door in Field

No se pueden poner puertas al campo, dice el refrán. Cierto. La naturaleza no entiende de barreras; tarde o temprano se las acaba saltando. Algunas son pequeñas, como un arroyo o un claro del bosque, y aunque hay especies incapaces de traspasarlas muchas lo hacen. Otras son enormes, como desiertos infinitos, cordilleras altísimas u océanos, y a pesar de ser un obstáculo para muchas, siempre hay alguien capaz de atravesarlas. Ya les contó el Prof. Fernández Haeger aquí como todos los años llegan mariposas monarca a las costas europeas, después de haber atravesado el océano Atlántico desde su hogar en América.

Si los organismos, que son grandes y pesados, son capaces de atravesar estos obstáculos, ni les cuento lo que hacen partículas de pequeño tamaño como el polvo o las moléculas, que circulan por todo el mundo arrastradas por el viento. No se detienen ante nada. Lo que se genera aquí puede acabar por caer lejísimos. Por ejemplo, la intensa actividad minera de los tiempos de griegos y romanos dio lugar a un incremento del Plomo en el aire que ha quedado perfectamente registrado en muestras de hielo extraídas en Groenlandia, a miles de kilómetros del Mediterráneo.

Entre las muy variadas moléculas y partículas de polvo que andan danzando por la atmósfera hay muchas que contienen Nitrógeno. No me refiero al Nitrógeno molecular (N2), mayoritario en el aire y bastante inerte, sino a partículas de materia orgánica, urea, aminoácidos o ácidos húmicos entre las moléculas orgánicas, u óxidos de Nitrógeno o amoniaco entre las inorgánicas. Proceden de los sitios más variados: la vegetación, los océanos, los suelos, los campos de cultivo, las granjas intensivas, la quema de combustibles fósiles o la actividad industrial. Al final acaban en el suelo, bien por gravedad (partículas, deposición seca) o arrastradas por la lluvia (partículas y moléculas, deposición húmeda).

La cantidad de Nitrógeno que se deposita anualmente es pequeña, menos de un g/m2, siendo los compuestos orgánicos como la tercera parte y el resto compuestos inorgánicos (Inquieta y Elusondo, 2017). Pero varía mucho de un sitio a otro. Por ejemplo, en la península ibérica se deposita mucho mas en la cornisa cantábrica y el Norte de Cataluña (cerca de 1g/m2 año) que en el centro de la meseta (alrededor de 0,1 g/m2 año, García Gómez y cols., 2017). Estas diferencias tienen que ver con que las primeras regiones están mucho mas industrializadas y habitadas que las segundas, y las emisiones de Nitrógeno se depositan relativamente cerca de los puntos de procedencia porque también llueve más. Pero pueden viajar mucho más lejos. Por ejemplo, la cantidad de compuestos de Nitrógeno que llegan con el polvo sahariano que nos mancha los coches de barro todos los veranos ha aumentado desde que se está industrializando el Norte de Marruecos (Avila y Aguillaume 2017). La contaminación no sabe de fronteras.

Una cantidad tan pequeña de Nitrógeno no parece que debería afectar a los ecosistemas en los que se deposita. Pero no es así, como nos recuerda el Dr. Ochoa (aquí). Este elemento es muy limitante para la vida, así que los organismos lo incorporan rápidamente. Las plantas crecen mas, la microbiota del suelo cambia….el funcionamiento del ecosistema se altera. Es como un abonado suavito que al cabo de los años se acaba por notar, y hay pruebas de ello. Comparando herbarios de principios de siglo con los actuales resulta que ahora las plantas tienen mayor concentración de Nitrógeno y hay mas plantas nitrófilas. En los  bosques de pinsapo (Abies pinsapo) del Sur de la península la cantidad de raíces finas del bosque disminuye conforme la deposición aumenta. Los bosques del pirineo navarro  han aumentado su producción, pero su capacidad de retener Nitrógeno es limitada (otros nutrientes se hacen limitantes) y cuando se saturen el Nitrógeno pasará a ríos y lagos, eutrofizandolos (Blanco y cols., 2017). Ya se ha detectado que los arroyos de los pirineos centrales o montañas como el Montseny llevan mas nitratos que antiguamente (García Gomez y cols, 2017).

Esto tiene preocupados a los gestores de los parques naturales, que ven como algo que pasa muy lejos de los territorios que tienen a su cargo les está afectando. Según el estudio llevado a cabo por Héctor García Gómez y colaboradores, que han analizado la deposición de Nitrógeno en la península y su incidencia en la red de espacios protegidos, los prados de montaña son los más amenazados, junto con algunos brezales de media montaña. Tanto unos como otros son muy ricos en especies y viven en suelos pobres, con lo que lo más probable es que pierdan muchas especies con tanto abonado. Ya nos mostraron hace tiempo los investigadores de Rothamsted que cuando uno se empeña en fertilizar un prado durante más de un siglo lo que consigue es pasar de tener muchas especies a solo una o dos dominantes.

La atmósfera nos conecta a todos, pues transporta moléculas, partículas y organismos por todo el globo. Lo que hagamos en un punto concreto afecta a sitios lejanos, a veces bastante inoportunos. Como les decía al principio, el campo no tiene puertas.

Rocío Fernández Alés

Expresidente de la AEET

Avila, A., Aguillaume, L. 2017. Monitorización y tendencias de la deposición de N en España, incluyendo polvo sahariano. Ecosistemas 26(1): 16-24.

Blanco, J.A., San Emeterio, L., González de Andrés, E., Imbert, B.J., Larrainzar, E., Peralta, J., Lo, Y.-H., Castillo, F.J. 2017. ¿Están los bosques mixtos pirenaicos de pino silvestre y haya en el camino hacia la saturación por nitrógeno? Ecosistemas 26(1): 66-78.

 García-Gómez, H., González-Fernández, I., Vivanco, M.G., Calvete-Sogo, H., Bermejo-Bermejo, V., Valiño, F., Rábago, I., Alonso, R. 2017. Depósito atmosférico de nitrógeno en España y evaluación del riesgo de efectos en los hábitats terrestres de la Red de Parques Nacionales. Ecosistemas 26(1): 55-65.

Izquieta-Rojano, S., Elustondo, D. 2017. Importancia de la deposición de nitrógeno orgánico en el ciclo del N a nivel global. Ecosistemas 26(1): 7-15.

Ochoa-Hueso, R. 2017. Consecuencias de la deposición de nitrógeno sobre la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas terrestres: Una aproximación general desde la ecología de ecosistemas. Ecosistemas 26(1): 25-36.

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