Nuestros mutualistas no son incorpóreos, como los ángeles, que caben miles en la punta de un alfiler. Nuestros mutualistas son seres que pesan y abultan, y como seres vivos que son comen y cagan, se reproducen y mueren. Así que ocupan lugar, para ser más exactos la tercera parte de las tierras emergidas libres de hielo: 5.000 millones de hectareas en 2012 según la FAO...
Lo sorprendente de la especie humana no es que haya establecido una relación mutualista con otras especies. El mutualismo es muy común en el mundo natural y multitud de especies lo practican. Es lógico, pues debe ser un carácter con selección positiva, ya que permite a las poblaciones mantener efectivos mayores y así librarse del peligro de la extinción...
Tener mutualistas es un chollo, porque nos proporcionan recursos ilimitados siempre que no abusemos, pero no son gratis, tienen un precio. Si queremos sacarles rendimiento hay que cuidarlos, y esto requiere un trabajo. La capacidad de hacer trabajo se llama energía. ¿En qué la gastamos?, pues en arar, sembrar, abonar, escardar, matar las plagas...
¿Qué nos hace humanos? Esa pregunta se la han hecho muchos pensadores, y han respondido cosas diversas: cabeza grande, manos hábiles, uso de herramientas, capacidad de razonar y prever el futuro etc., cualidades que difieren de las que tienen nuestros primos los grandes simios solo en cantidad. Pero hay una diferencia cualitativa...
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